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Se acerca la Navidad, y los buenos recuerdos pueden ayudarnos a afrontar sus retos

Puede sonar demasiado simplista para ser cierto, pero varios estudios recientes insinúan que los recuerdos agradables pueden tener efectos cuantificables en la salud mental.

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Publicado:30/05/2022

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Se acerca la Navidad y aunque solemos pensar en ella como la época más mágica del año, para muchos puede ser un serio desafío.

Hay una variedad de razones por las que las personas encuentran difícil la Navidad. Además de la presión para divertirse y aparentar alegría, puede resultar solitaria y provocar sentimientos de soledad, recordando a las personas que no están a nuestro alrededor u obligándonos a relacionarnos con personas o situaciones que preferiríamos evitar. Puede que haya problemas con el dinero o asuntos prácticos, o recuerdos de navidades difíciles del pasado. O tal vez sea porque las cosas no parecen ser como en otros años en los que la situación no era tan difícil. Todo ello puede hacer que sea un momento especialmente difícil para los que tenemos problemas de salud mental, con el estrés añadido de estar atravesando una pandemia, lo que dificulta aún más las cosas.

Aunque pueda parecer demasiado simplista para ser cierto, investigaciones recientes parecen sugerir que recordar momentos positivos del pasado puede ser una ayuda práctica.

Los recuerdos son una parte vital de la forma en que nos vemos a nosotros mismos y juegan un papel importante en nuestra salud mental, con algunas investigaciones constatando que los enfermos de depresión tienden a recordar menos los buenos recuerdos en comparación con los malos. Los recuerdos de los momentos difíciles suelen ser peores de lo que fueron en realidad: La “teoría de la memoria competitiva” afirma que esta activación repetida de vías mentales negativas las fortalece mientras que sus equivalentes positivas se debilitan. El tipo de estrés que puede provocar la Navidad reduce nuestra capacidad para controlar nuestras emociones y puede permitir que estos pensamientos y recuerdos negativos ganen ventaja.

Un trabajo de investigación de 2017 publicado en la sección de "comportamiento humano" de la revista Nature descubrió que cuando las personas recordaban cosas positivas después de sufrir una experiencia estresante, la liberación de la hormona del estrés, el cortisol, se ralentizaba y las partes del cerebro asociadas a la regulación de las emociones se volvían más activas, lo que llevó a los científicos que realizaron el estudio a concluir que el simple hecho de pensar en tiempos más felices ayudaba a controlar el aumento de las emociones negativas. Según otro estudio llevado a cabo al año siguiente, cuyo objetivo era comprobar si el entrenamiento de la memoria positiva podía ayudar a proteger a las personas con alto riesgo de depresión, descubrió que entrenar a las personas para que contrasten los pensamientos negativos, como el sentimiento de inutilidad a través del recuerdo de acciones positivas en el pasado, parecía reducir la tendencia del cerebro a activar las vías de pensamiento negativas, lo que provocaba un descenso significativo en el número de personas que sufrían depresión. Y un estudio más reciente de 2019 descubrió que entrenar a las personas para que rememoren recuerdos agradables de manera detallada contribuyó a reducir el riesgo de autoimagen negativa y depresión, descubriendo que evocar recuerdos positivos se asoció con un menor nivel de cortisol y menos "autocognición negativa" en el transcurso de un año.

Sin embargo, a algunos de nosotros nos puede resultar difícil recordar los acontecimientos positivos, especialmente durante un periodo tan complejo como la Navidad. Por ello, los autores del estudio de 2019 sugieren combinar el entrenamiento de recuperación de memoria positiva con tratamientos como la terapia cognitiva conductual. También indican que los pequeños actos de creatividad personal, como escribir un diario o elaborar una lista de canciones que evocan sentimientos agradables, pueden ser útiles para reforzar nuestra capacidad de provocar recuerdos positivos a demanda.

Así que, aunque la idea de que el simple hecho de tener pensamientos alegres puede tener un efecto positivo en nuestra salud mental pueda parecer simplista, la ciencia parece tomársela en serio. Esperemos que esto nos lleve a descubrir formas de hacer que la Navidad -y el resto del año- sea menos difícil para quienes lo pasan mal.