¿Pueden las películas de terror ser perjudiciales para nuestra salud mental?

Hay algo mágico en ver una buena película de terror: el experimentar emociones como el miedo, el estrés y la conmoción sabiendo que en el fondo estamos perfectamente seguros puede ser una experiencia catártica, enriquecedora y satisfactoria. Es la capacidad de desentrañar estas sensaciones contrastadas lo que nos permite disfrutarlas, pero para algunos de nosotros eso es una lucha, lo que puede significar que los sustos se sientan demasiado reales. Y para las personas que luchan contra trastornos como la ansiedad, esto puede resultar problemático.

Las personas que padecen ansiedad pueden experimentar una serie de reacciones ante las películas de terror. El visionado de imágenes de terror puede desencadenar pensamientos y sentimientos no deseados y aumentar los niveles de ansiedad o pánico, e incluso incrementar nuestra sensibilidad a los estímulos que provocan sobresaltos, lo que hace que los que sufrimos ansiedad seamos más propensos a responder negativamente y a malinterpretar las sensaciones como amenazas reales. Nuestro cuerpo puede reaccionar como si nos enfrentáramos a una amenaza real, haciendo que nuestro corazón lata más rápido e inundando nuestro sistema con adrenalina y hormonas como la norepinefrina y el cortisol, que pueden provocar un aumento del ritmo cardíaco y de la tensión muscular.

Esta respuesta de excitación -que es una parte esencial de la experiencia de ver una película de terror- también puede dificultar el sueño, y las escenas aterradoras que hemos visto en la pantalla pueden desencadenar pesadillas que alteren nuestro sueño REM. Descansar bien por la noche es de vital importancia tanto para la salud física como mental, y se ha demostrado que la falta de sueño o el sueño de mala calidad afectan negativamente la forma en que nuestro cerebro procesa las emociones al día siguiente, y un sueño deficiente está relacionado con otros problemas de salud mental.

Los profesionales dicen que la mejor manera de suavizar el impacto de una película de miedo sin dejar de disfrutar de la emoción es, en primer lugar, averiguar cuánto y qué tipo de terror es adecuado para nosotros, y evitar el tipo de terror -ya sea gore o psicológico- que nos incomoda. También es importante definir nuestros límites y evitar imágenes y sensaciones que nos hagan sentir incómodos. Pon tus necesidades psíquicas en primer lugar y no dejes que los demás te presionen para que veas cosas que podrían resultarte angustiosas o molestas.

Si crees que ver películas de terror puede ser problemático, conviene que las veas con las luces encendidas o durante el día, que las veas con otras personas en las que confíes y que te informes de antemano sobre el argumento para saber lo que va a pasar, ya que esto te ayudará a aliviar la sensación de ansiedad. Descansa un poco si te parece demasiado, y ten cuidado de no excederte: está demostrado que darse un atracón de películas y programas de televisión altera el sueño, aumenta la ansiedad e induce mayores niveles de depresión.

Sin embargo, las películas de terror también pueden tener efectos positivos, ya que proporcionan una especie de "terapia de exposición" que nos da la oportunidad de enfrentarnos a nuestros miedos en un entorno seguro. Por ejemplo, esto puede ser útil para quienes sufren un trastorno de ansiedad o un TOC, y nos ayuda a desarrollar la confianza en nuestra capacidad para soportar situaciones de angustia (aunque debes asegurarte de hablar primero con un profesional sanitario sobre si esto sería adecuado para ti).

En conclusión, cuando vayas a ver una película de terror, fíjate en cómo te hace sentir y si repercute en tu nivel de sueño: si ves que aumenta tu ansiedad y te dificulta el descanso nocturno, la próxima vez puede ser una buena idea considerar ver algo menos aterrador